Cuando en una sesión de trabajo con un cliente hago referencia a "los analistas de la empresa" suele haber levantamientos de ceja y miradas diciendo "aquí no tenemos ninguno"...
Claro. Nadie tiene en su tarjeta de visita el título de "Analista". Bueno... casi nadie.
Sin embargo, sólo tengo que preguntar a cada uno cuánto tiempo dedica a vigilar el entorno y a sacar conclusiones.
Invariablemente todos responden que más de 30' al día. Algunos incluso casi dos horas. Significativo. Si sumamos esa ingente cantidad de tiempo, vemos que es mucho más de lo que se dedica a la gestión de la Calidad (que sí que aparece en algunas tarjetas de visita).
Mientras que sí hay una estructuración de la función de la Calidad en la empresa, todavía hay organizaciones donde no hay una función estructurada de la Inteligencia Competitiva. Falta un flujo de información que facilite la canalización de la información "de abajo arriba", que vaya filtrando la información. O incluso que funcione sólo a nivel departamental.
Esa información debe ir filtrándose sucesivamente hacia Gerencia en función de su relevancia para toda la organización, de forma que vaya apoyando la toma de decisiones con un ámbito cada vez más corporativo.
Como decíamos en El Gran Concierto, la función de la Inteligencia Competitiva evoluciona hacia un aprovechamiento de los conocimientos internos de la empresa. Los expertos en cada uno de sus campos (compras, laboratorio, marketing,...) son los que vigilan el entorno de su área de conocimiento (materiales, tecnología, competidores, tendencias...). Ellos son los que realmente pueden identificar lo que tiene impacto potencial en la estrategia o táctica de la empresa.
Y todos somos "el experto" de la empresa en nuestro puesto. Por eso estamos ahí. Para empujar a la empresa en las ventas, en la calidad del equipo de personas, en la tecnología que empleamos... Por lo tanto, todos y
Uno de los comentarios más habituales es que es muy difícil estructurar la información y canalizarla hacia arriba, de forma que llegue a tenerse en cuenta en la toma de decisiones por la Gerencia. Eso ya es posible no sólo facilitarlo, sino incluso automatizarlo, gracias a las nuevas plataformas de Inteligencia Competitiva.
Así pues, nos podemos concentrar en ser buenos analistas, y obviar del problema de "cómo hago para que hagan caso a esto que ha caído en mis manos". A eso nos ayuda la reciente tecnología.
Apliquémonos con el conocimiento experto de cada uno a contribuir a una mejor toma de decisiones. En nuestro ámbito individual de desempeño, en nuestro departamento, o a nivel corporativo. Como en Asesinato en el Orient Express, de una forma u otra todos estamos implicados.
Y disculpad el spoiler.
(Asesinato en el Orient Express es una película de Sidney Lumet -1974-, basada en la novela de Agatha Christie)
Por Miguel Borrás
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